Confiando en Dios siempre Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. (Proverbios 3:5)
Ante las adversidades de la vida, es natural sentir miedo, especialmente cuando no entendemos los propósitos de Dios. Sin embargo, la Palabra nos enseña a confiar en él con todo nuestro corazón, sin depender de nuestro propio entendimiento.
Confiar en Dios no significa que no enfrentaremos problemas, sino que sean cuales sean las circunstancias, él sigue en control. Job, incluso después de haberlo perdido todo, declaró: “Aunque el Señor me mate, yo en él confío” (Job 13:15). Esa confianza inquebrantable no nace de una vida sin pruebas, sino de una relación profunda con el Señor.
Jesús nos enseñó que en el mundo tendríamos aflicciones, pero nos animó diciendo: “confíen, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Saber que servimos a un Dios que ya venció nos fortalece. Dios nos invita a depositar nuestras ansiedades sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros.
En tiempos difíciles, debemos aferrarnos a las promesas de Dios y recordar que él trabaja para el bien de quienes lo aman. A veces no entendemos los caminos del Señor, pero él ve más allá de lo que podemos ver. Nuestra parte es confiar, perseverar en la oración y permanecer fieles.
Si hoy enfrentas tribulaciones, recuerda que Dios es fiel. Él nunca abandona a sus hijos y en su tiempo, traerá alivio. El Señor es nuestra roca y refugio seguro. ¡Confía en él, porque el que prometió es fiel para cumplir!
Confiando en Dios en medio de la adversidad
Ora con fe: presenta tus dificultades a Dios en oración, confiando en que él escucha y responderá en el momento adecuado.
Medita en la Palabra de Dios: fortalece tu fe leyendo la Biblia, recordando las promesas de Dios y su cuidado constante.
Descansa en la soberanía de Dios: entrega tus preocupaciones al Señor, sabiendo que él tiene el control y siempre está trabajando para tu bien.
Para orar:
Amado Señor, pongo en ti mi confianza. En tiempos difíciles, fortalece mi fe y renueva mis fuerzas. Ayúdame a recordar que tú tienes el control y que tus planes siempre son mejores que los míos. Enséñame a descansar en ti. Que tu paz inunde mi corazón y tu presencia me guíe siempre. En el nombre de Jesús, amén.
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