Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Hay vacantes en el gimnasio de Dios


Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. (Efesios 6:1)

En nuestro día a día vemos personas que van camino al gimnasio para hacer ejercicios físicos. Van con su ropa deportiva y su buena apariencia, pero muchas de esas personas aparentemente fuertes están débiles espiritualmente y frágiles psicológicamente.

Así como el cuerpo necesita ejercicio de forma regular, nuestro espíritu necesita ser alimentado y nuestra fe ejercitada. Si no nos ejercitamos nos atrofiamos, como sucede con la fe cuando no es estimulada. Por eso debemos fortalecer nuestra fe diariamente.

Entonces, ¿cómo puedo fortalecer los músculos de mi fe? De la misma forma en que un atleta debe levantar peso y trabajar al límite para mejorar en el deporte, Dios trabaja con nosotros permitiendo desafíos en nuestras vidas que nos exigen resistencia, esfuerzo y fe. El principal suplemento para nuestra fe es oír y leer la palabra de Dios.

En la Biblia nos fortalecemos en el Señor para poder soportar lo que se nos presenta para nuestro crecimiento en Cristo. Jesús es nuestro entrenador y él no coloca más peso que el que podamos soportar. Por eso debemos fortalecernos, enfocarnos y tener fe. Recuerda que él soportó todo y venció al mundo. No hay nadie más fuerte que nuestro Dios.


¡Ejercítate!

Crea el hábito saludable de leer la Biblia. Ella es el combustible que te hidratará cuando tengas sed por causa del peso que cargas.

Haz ejercicio acompañado, esto es siempre mejor. Busca estar en comunión, participa activamente en tu iglesia. Cuando compartimos nuestra fe, nos fortalecemos.

No te olvides de sudar en oración. Habla con Dios. No escatimes los esfuerzos al buscar al Señor. Él responde y ama a los que le buscan en espíritu y en verdad.

Para orar:

Señor Jesús, enséñame a crecer en tus caminos. En tu nombre está toda la fuerza y el poder. Derrama tu Espíritu en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

LA UNIDAD DE EL CRISTIANO: Estudio Bíblico

¿CON QUÉ AUTORDAD? “Mas no ruego sólo por estos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tu, oh Padre, estas en mi y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste” ( Hechos 17:20-21 , LBLA). INTRODUCCIÓN Este pasaje del evangelio según Juan capitulo 17:20-21 muestra claramente cuál es la voluntad de Dios en cuanto a la clase de unidad que Dios desea de los creyentes. Animo a todos los lectores a que presten mucha atención a este tema ya que es uno de mucha importancia. Les animo a que practiquen los siguientes tres pasajes Bíblicos ( Hechos 17:11; 1 Tesalonicenses 5:21 & 1 Juan 4:1 ). Espero que después que haya leído estos pasajes usted crea lo que dice la Biblia y no lo que yo digo. Lo que siempre debe de importarnos es lo que dice Dios y no lo que los hombres, y sus doctrinas enseñan. La unidad del cristiano es un tema muy importante a considerar. Dios desea que Su pueblo este...

No le des la espalda a Dios, por tu propio bien!

No te expongas al peligro, por tu propia voluntad Muchos sabemos lo que es estar en una situación difícil, cuesta arriba  o en una pendiente muy inclinada y resbaladiza, ya sea por agua, lodo,  hielo o cascajo suelto. Hace años atrás, hablaba con un amigo y hermano en cristo, acerca de las entonces dificultades y obstáculos que un cristiano suele enfrentar en su diario vivir. Cuando alguien usa estas palabras  «estoy en una situación difícil y no quiero fallarle a Dios»  para tratar de evitar un paso en falso, aunque sea pequeño, en una dirección peligrosa, entendemos muy bien la advertencia. Sentimos ansiedad por una decisión que, de pronto, podría colocarnos en un terreno perjudicial (peligroso). Muchos también sabemos que la Biblia describe los caminos resbaladizos en los que terminamos cuando deliberadamente le damos la espalda a Dios. El profeta Jeremías se refiere a aquellos que voluntariamente ignoran el peligro real, la palabra d...

No confundas los desafíos con derrotas

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33) En la vida es común enfrentar momentos en los que todo parece desmoronarse. Las puertas se cierran, soplan vientos contrarios y el alma se siente abatida. En momentos así, muchos confunden el desafío con la derrota. Pero es importante entender que el desafío es una parte esencial del crecimiento, no el final del viaje. Los desafíos nos moldean, nos fortalecen y nos acercan a Dios. Nos enseñan a confiar más, a orar con más fervor y a depender completamente de la gracia de Dios. Cuando David se enfrentó a Goliat, fue un desafío, no una derrota. Cuando José fue vendido por sus hermanos y arrojado a la cárcel, fue un proceso, no el final de la historia. Dios nunca prometió una ausencia de luchas, pero garantizó su presencia constante en medio de ellas. Él convierte el desierto en un camino y el dolor en un propósito. Si hoy estás enfrentando algo difícil,...