Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

La roca más alta

 

Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo. (Salmo 61:2)

Puede que hayas oído hablar de la gran tragedia causada por el tsunami del Océano Índico en el año 2004. Miles de personas fueron tomadas por sorpresa y perdieron la vida debido a la gran ola que devastó a Indonesia, Sri Lanka, India y otros países. Hay veces en nuestra vida en las que también nos sorprenden olas grandes y avasalladoras que golpean nuestra frágil estructura. Son situaciones difíciles que se encuentran fuera de nuestro control. ¿Dónde nos refugiamos en esos tiempos de aflicción?

El salmista da una respuesta válida para nuestros tiempos de abatimiento y sufrimiento: la confianza en la "Roca eterna". Sí, Jesucristo es la roca más alta donde estamos a salvo. Si nos encontramos seguros en él, aunque vengan vientos, tempestades y terremotos, nos encontraremos a salvo. No temas, Dios está siempre contigo y te puedes refugiar en él (Isaías 26:4).

Afírmate en Jesucristo
Sea cual sea la dificultad que estés enfrentando, Dios es todopoderoso. Clama a él con fe.
Ora y pide al Señor Jesús que te sustente en la fe durante esa situación.
No te quedes abatido, confía en que Dios puede sostenerte ahora y siempre.
Comparte con uno o dos compañeros de oración las aflicciones que estés pasando y pídeles que oren por ti.
Fortalece tu espíritu a través de la lectura bíblica diaria y de la oración constante. ¡Dios está presente!

Para orar:
¡Oh Dios, tú eres la Roca eterna! Ayúdame en esta hora. Sustenta mi vida en ti. Que mis pies estén firmes en la roca que es más alta que yo. Tú, Señor, eres mi fortaleza cada día. Tú tienes poder sobre todas las cosas, así que ayúdame porque yo soy pequeño y débil. Dependo de ti, confío en tu protección y en tu gracia. Gracias porque me oyes y me ayudas. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Valoriza las pequeñas cosas

Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas! (2 Crónicas 15:7) Muchas veces dejamos de avanzar porque nos da la sensación de que no progresamos. Ignoramos ciertas cosas y solo les damos valor cuando las perdemos. Por eso, es importante que valoricemos los pequeños avances, que continuemos trabajando y creyendo en la Palabra de Dios. Con Dios, lo poco llega a ser mucho. No te quedes desanimado, fortalécete en Dios. Cuando no valorizamos lo poco dejamos de alcanzar grandes bendiciones. Quien es fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho (Lucas 16:10). Piensa en eso. No tardarás en ver la recompensa de tu fe. 🤲 ¡Un momento! Antes de continuar, únete a nuestro canal y recibe una palabra de ánimo cada día. 📲 Recibe su Palabra en tu WhatsApp. Únete ahora Sé fuerte y dale valor a los detalles Si te levantaste hoy de la cama después de una buena noche de descanso, dale las gracias a Dios. Él nos cuida hasta cuando no nos damos cuenta de s...

¿Siervo o Señor?

Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. (Lucas 22:27)  El más importante entre ustedes será siervo de los demás. (Mateo 23:11)  ¿Qué prefieres: servir o ser servido? Probablemente, muchos contestaríamos que nos gustaría ser servidos. Tal vez estemos cansados de las muchas tareas diarias y deseosos de tener un momento de relax en el que otra persona nos sirva mientras descansamos. Sí, está bien recibir cosas buenas, pero no es bueno que nos enfoquemos en eso. El problema real reside en que lleguemos a considerar a Dios como un recadero que debe estar siempre listo para traer lo que solicitamos...  Alguien dijo una vez que «quien no vive para servir no sirve para vivir». El hecho es que servir es un acto de dar. Con las actividades diarias, durante nuestro trabajo, con actitudes de gentileza y con buenas acciones, servimos y somos servidos.  ...

Eres heredero del Rey de reyes

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. (Romanos 8:16-17) ¿Te has parado alguna vez a pensar en lo que significa ser heredero del Rey de reyes? No hablamos de una herencia terrenal, compuesta por posesiones que se desgastan con el tiempo. Hablamos de una herencia eterna e incorruptible, reservada en el cielo para quienes han sido hechos hijos de Dios por medio de Jesucristo. Al aceptar a Cristo como tu Señor y Salvador, no solo has recibido el perdón de tus pecados, sino que también has sido adoptado en la familia real de Dios. Esto significa que tu identidad ha cambiado: ahora eres hijo del Altísimo y, como hijo, también eres heredero de las promesas del Padre. Esta herencia no se limita al futuro. Ahora mismo, puedes vivir como heredero del Rey. Esto significa vivir con autoridad espir...