
22 Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos
y su compasión jamás se agota.
23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23)
Estas palabras nos dan un poderoso recordatorio de la inquebrantable compasión de Dios. Él nos ama tan profundamente que, a pesar de nuestras debilidades y fracasos, su misericordia nos sostiene cada amanecer. El Señor no nos trata como merecemos, sino que nos envuelve en su amor y compasión.
La renovación diaria de sus misericordias resalta el carácter extraordinario de Dios. Cada mañana es una nueva oportunidad, una expresión renovada de su amor y fidelidad. Cuando sentimos que las dificultades de la vida nos consumen, la promesa de Dios nos asegura que su amor es mayor que cualquier adversidad.
La fidelidad del Señor es un fundamento sólido, una roca en la que podemos confiar. Su amor es constante, sin importar las circunstancias. Por eso, al comenzar cada día, podemos hacerlo con gratitud, sabiendo que el gran amor y la misericordia de nuestro fiel Dios nos sostienen, pues su compasión es tan vasta como inagotable.
Renuévate
Despierta cada mañana con gratitud, reconociendo las misericordias renovadas de Dios.
Enfrenta tus desafíos con confianza, recordando que el amor inagotable de Dios supera cualquier dificultad, y te ofrece esperanza y fortaleza.
Inspírate en la fidelidad divina para nutrir relaciones y compromisos, reflejando el amor y la constancia de Dios en tus acciones diarias.
Para orar:
Señor, te doy gracias por tus misericordias renovadas con cada amanecer. Dame gratitud diaria, confianza en la adversidad y la capacidad de reflejar tu fidelidad en mis relaciones. Que mi vida sea testimonio de tu amor inagotable. Amén.
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