Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Naciendo de nuevo cada día


Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (Juan 3:3-5)

En la conversación entre Nicodemo y Jesús en Juan capítulo 3, encontramos una de las lecciones más profundas del evangelio. Nicodemo, un líder religioso, deseaba comprender las enseñanzas de Jesús y, al oír hablar de “nacer de nuevo”, se quedó perplejo. Jesús le explicó que para ver el reino de Dios es necesario nacer de nuevo, no físicamente, sino espiritualmente.

¿Qué significa entonces nacer de nuevo cada día? Jesús nos llama a la transformación constante, a renacer diariamente en el Espíritu. Este no es solo un evento único, sino un proceso continuo de renovación que ocurre cuando buscamos humildemente a Dios y abrimos nuestros corazones para ser moldeados por su gracia.

Cada día nos ofrece la oportunidad de dejar atrás el viejo yo (nuestros fracasos, pecados y heridas) y revestirnos del nuevo yo, creado a imagen de Cristo. Así como la misericordia de Dios se renueva cada mañana, también nosotros estamos llamados a renovarnos, permitiendo que el Espíritu Santo obre en nuestras vidas.

Renacer diariamente es permitir que Dios transforme nuestras actitudes, pensamientos y acciones. Es confiar en que él nos guía hacia la santidad, y aun cuando fallamos, sabemos que su gracia nos da la fuerza para empezar de nuevo.

Cuando nacemos de nuevo cada día, experimentamos la verdadera vida en Cristo. Ya no vivimos para nosotros mismos, sino para él, creciendo en amor, fe y obediencia. Este renacimiento continuo nos acerca al corazón de Dios y nos prepara para vivir el propósito que él tiene para cada uno de nosotros.

🤲 ¡Un momento! Antes de continuar, únete a nuestro canal y recibe una palabra de ánimo cada día.

📲 Recibe su Palabra en tu WhatsApp. Únete ahora

Naciendo de nuevo cada día

Busca la comunión diaria con Dios en oración, permitiéndole renovar tu corazón y tu mente.

Practica el arrepentimiento genuino, reconociendo los fracasos y entregándolos a Cristo para que el Espíritu Santo te transforme continuamente.

Medita en las Escrituras diariamente, dejando que la Palabra moldee tus actitudes, pensamientos y decisiones cada día.

Para orar:

Señor Jesús, renueva mi corazón cada día. Ayúdame a nacer de nuevo en tu Espíritu, abandonando lo que no te agrada y buscando tu voluntad. Dame fuerza para vivir con amor, humildad y obediencia. Que pueda reflejar tu luz en cada acción, guiado por tu gracia. Transfórmame constantemente, Señor, para que viva según tu propósito. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

¿Siervo o Señor?

Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. (Lucas 22:27)  El más importante entre ustedes será siervo de los demás. (Mateo 23:11)  ¿Qué prefieres: servir o ser servido? Probablemente, muchos contestaríamos que nos gustaría ser servidos. Tal vez estemos cansados de las muchas tareas diarias y deseosos de tener un momento de relax en el que otra persona nos sirva mientras descansamos. Sí, está bien recibir cosas buenas, pero no es bueno que nos enfoquemos en eso. El problema real reside en que lleguemos a considerar a Dios como un recadero que debe estar siempre listo para traer lo que solicitamos...  Alguien dijo una vez que «quien no vive para servir no sirve para vivir». El hecho es que servir es un acto de dar. Con las actividades diarias, durante nuestro trabajo, con actitudes de gentileza y con buenas acciones, servimos y somos servidos.  ...