La caña cascada no quebrará, y la mecha que humea no apagará, hasta que saque a triunfo el juicio (Mateo 12:20) En este versículo, Mateo cita un extracto del profeta Isaías (42:1-4), que presenta al siervo prometido del Señor. El evangelista señaló que Jesús era ese Mesías amoroso y misericordioso, que prefería sanar y ayudar a las personas sin los focos de la fama. Eligió no utilizar la fuerza ni la violencia contra sus oponentes. Jesús cumplió su misión con bondad, paciencia, humildad y mansedumbre, y de la misma manera nos llama a seguir sus pasos. Jesús no aplasta a la persona quebrantada y frágil que casi ha perdido la fe y la esperanza. Independientemente de tu condición de debilidad o fracaso, Cristo no termina por destruir a quien quiere una segunda oportunidad. La actitud misericordiosa del Señor se niega a apagar una “mecha humeante”, es decir, no apaga el resto de luz que aún reside en un corazón quebrantado. En cambio, Dios Hijo quiere sanar y restaurar a l...
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