Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Dios ya nos preparó lo mejor


Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11)

A veces enfrentamos desafíos que nos hacen dudar de las promesas de Dios para nuestras vidas. Pero es importante recordar que, por difícil que sea el momento, Dios ya ha preparado lo mejor para cada uno de nosotros. 

Él tiene un plan perfecto, con un futuro de esperanza, prosperidad y alegría. No importa lo que estemos viviendo hoy, el Señor ya marcó el camino para llevarnos a lugares altos.

Cuando nos entregamos plenamente a Dios, confiamos en su sabiduría y nos alineamos con sus propósitos. Incluso cuando el viaje parece largo o los obstáculos parecen grandes, podemos descansar en el hecho de que él tiene el control. Lo mejor de Dios nunca llega sin esfuerzo, pero siempre llega con la certeza de que él está con nosotros en cada paso.

Recuerda que por muy desafiante que sea el día de hoy, el futuro con Cristo está lleno de victorias. Confía, espera y cree, porque Dios ya ha preparado lo mejor para tu vida.

Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.  (Salmo 100:5)

3 pasos para vivir lo mejor que Dios ha preparado

Confía en las promesas de Dios: recuerda que Dios ya ha preparado lo mejor para tu vida, sin importar tus circunstancias actuales.

Entrégate completamente al Señor: confía en sus planes, aun sin entenderlo todo. Entregarse a Dios abre puertas a su propósito.

Ten paciencia: caminar con Dios requiere fe y paciencia, sabiendo que él está dando forma a tu futuro para bien.

Para orar:

Señor, gracias por tus planes perfectos para mi vida. Ayúdame a confiar en tus promesas, a entregarme completamente a ti y a perseverar con fe, sabiendo que lo mejor está por venir. Que tu amor me guíe y me fortalezca cada día. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...