y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.( Isaías 53:5)
Más que solo palabras, Jesús se entregó por nosotros en la cruz.
Él sufrió, fue humillado y murió en nuestro lugar.
¡Él llevó sobre sí mismo nuestros dolores y nuestras transgresiones!
La aparente derrota con la muerte se convirtió en una gran victoria.
¡Al tercer día, Jesucristo resucitó de entre los muertos!
La muerte no podía contenerlo, el diablo perdió y nosotros fuimos liberados de la esclavitud del pecado.
Ser conscientes de esta victoria nos hace más que vencedores.
Reconocer a Cristo como nuestro Salvador nos permite andar una nueva historia: ¡un camino de fe y de vida eterna con él!
El castigo que él soportó fue por ti.
¡Sí, él soportó todo por ti!
Disfruta de la paz que Cristo te proporcionó, valoriza su sacrificio en la cruz.
Recuerda que nadie más te puede dar la paz que Cristo ofrece.
La paz de Cristo.
Lee el Evangelio de Juan.
Descubre cuánto Cristo te ama y todo lo que hizo por ti.
Habla con el Señor Jesús, él quiere oír tu voz.
¡Recuerda que él está siempre contigo!
Sé un imitador de Cristo. Seguir sus pasos nos trae paz y nos conduce en victoria.
Para orar:
Jesús amado, tu sacrificio no fue en vano. Muchas gracias por entregar tu vida por mí.
Ser consciente de tu amor me llena de paz y gratitud.
¡Muchas gracias por salvarme y por amarme tanto! Amén.
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